Admirable trabajo, te deseo lo mejor en cada proyecto que emprendas!!!
La montaña da lo que nuestro corazón le ofrece
"Soy de la ciudad, con todo lo que ven,
con su ruido, con su gente, consume vejez.
Y no puedo evitar el humo que entra hoy,
pero igual sigo creciendo, soy otro carbón.
No voy a imaginar la pena en los demás,
compro aire y si es puro, pago mucho más.
No voy a tolerar que ya no tengan fe,
que se bajen los brazos,
que no haya lucidez..."
La Vela Puerca - Zafar
Mi nombre es Constanza y soy originaria de la Ciudad de México; actualmente estoy realizando un voluntariado en Comitán de Domínguez, Chiapas.
Llegué a las mágicas tierras chipanecas para ver el amanecer de otros hermanos… a colarme en sus trajes y su piel para vivir la vida que yo aún no tenía.
La Misión de Guadalupe es el hogar de los Hermanos Maristas y ahora, el mío; también es conocida como “DECOCHI” (Desarrollo Comunitario Chiapaneco) pues trabaja tres áreas importantes para el acompañamiento de las comunidades indígenas:
• Pastoral
• Educación
• Buen vivir
Comparto la casa con 10 personas que se dedican al acompañamiento de nuestros hermanos de la montaña. Se vive junto con ellos la lucha por la defensa de sus tierras, la resolución de conflictos entre las propias comunidades, el trabajo diario para llevar el maíz, el frijol y el café a la mesa del hogar, las celebraciones religiosas acompañadas con teología india, y demás, pero sobre todo… se comparte vida.
No me considero una persona religiosa, sin embargo, también llevo en mí la alegría y la emoción de los Hermanos Maristas en su trabajo con nuestros hermanos indígenas. Durante mi estancia, he visitado 11 comunidades, 11 familias diferentes con quienes he compartido la comida, el trabajo, el sueño y el baile. Uno piensa que llega a ayudar y a enseñar algo, pero finalmente, uno queda debiéndoles mucho... Aprendimos su lengua, aprendimos a hablar como ellos, a caminar con ellos, a festejar y celebrar la vida como ellos, des-aprendimos las mentiras que hemos adoptado de una sociedad a la que sólo le importa lo efímero, aprendimos a valorar a los amigos, a la familia, el pan, ¡EL AGUA!, la salud.
Por la montaña corre una frase que tocó mi corazón desde el primer momento...
ja k'uli washatikon' chikan jasun kila jasa washk'ana tikon'
La montaña da lo que nuestro corazón le ofrece.
Pienso que todos deberían, en algún momento, vivir un acompañamiento espiritual; lejos de lo religioso, es importante tener equilibrio por dentro. De pronto nos vimos envueltos en cierto misticismo y comenzamos a recibir más de lo que esperábamos. Inmersos en la naturaleza, la vida comenzó a cambiar y comenzamos a ver lo que antes no podíamos ver.
En mi caminar por la montaña, fueron (increíblemente) los niños quienes guiaron mis pasos, literalmente me enseñaron a evitar los grandes obstáculos del camino, como profundos (y en verdad profundos) charcos de lodo, animales peligrosos, hierbas venenosas... y también me permitieron echar un vistazo hacia atrás en mi vida y re valorar mi niñez, re valorar quién soy ahora y qué es lo que me hace feliz.
Adjunto algunas fotos y relatos de mi paso por las comunidades, sólo para dar una idea, un pequeño acercamiento a la experiencia que tuve.
MOJMOJ KA'AN HERMANO
No vaya usted a caer en el camino
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